Utilizado por los antiguos habitantes mayas para realizar rituales y rendirle tributo a sus dioses a través de sacrificios religiosos, este cenote fue dragado a lo largo de los años para la recuperación de cerámicas y joyas de jade y ónix, huesos humanos, piezas de oro, entre otros. Es el sitio en el que se han recuperado el mayor número de ofrendas y es considerado uno de los más importantes en la Rivera Maya.
También se conoce como Cenote Chenkú y Cenote de los Sacrificios y se encuentra en la zona arqueológica de Chichen Itzá, tiene 60 metros de diámetro y una profundidad de 22 metros y es un cenote del tipo abierto. No está apto para bañarse en él y solo se puede admirar durante su visita por lo que se está acordonado para evitar el acercamiento de las personas a su orilla.
Dirección: 60 kilómetros al norte de la pirámide de Kukulcan en la zona arqueológica de Chichen Itzá.