Situado en una colina y con vistas impresionantes al Lago Hanabanilla se alza este hotel, de evidente influencia soviética en su arquitectura, con 125 habitaciones, una excelente piscina y un personal muy atento.
Al estar justo en las montañas del Escambray, la principal cadena montañosa del centro del país, ofrece muchas opcionas para los amantes de la naturaleza: senderismo, pesca, observación de aves...Hay además gran variedad de reptiles, mamíferos, y la especie de truchas más grande del país vive en el gran lago artificial.
No muchos turistas vienen aquí por lo que el hotel ofrece una atmósfera muy tranquila. La piscina está estratégicamente situada para aprovechar al máximo el magnífico entorno y ofrece, además de las maravillosas vistas al lago, un bar y muchas tumbonas.
Las habitaciones están limpias aunque son muy simples y no ofrecen buen aislamiento (se puede escuchar la conversación de los vecinos, y los ronquidos). Su mejor atributo es sin duda las vistas al lago y a las hermosas montañas, especialmente desde los pisos más altos.
El desayuno y la comida en general son bastante regulares; el restaurante no es precisamente acogedor...pero es posible visitar el pueblo cercano buscando más opciones culindarias.