El Camino de Hierro es un antiguo edificio hermosamente restaurado que se alza en la plaza más céntrica de Camagüey, "Plaza del Gallo". Su ubicación, de hecho, es probablemente su mejor y peor característica, pues resulta ideal para explorar la ciudad y a la vez es, tan concurrida y bulliciosa, incluso de noche, que dificulta el descanso.
Por tanto, si ud tiene el sueño ligero este no es el hotel ideal para ud. Si en cambio gusta de estar en el epicentro de la vida nocturna, puede ser perfecto puesto que hay conciertos y música grabada hasta tarde en la noche, muchas noches de la semana.
La calle peatonal y comercial de la ciudad se encuentra a solo un par de metros, la Iglesia de la Soledad justo enfrente y la espléndida plaza de San Juan de Dios, monumento nacional, a corta distancia andando.
El nombre del hotel rinde homenaje al ferrocarril (Camagüey fue una de las primeras regiones de la isla en poder vanagloriarse de tener uno, adelanto que permitió el desarrollo económico de la ciudad), y la ambientación del hotel está inspirada en éste.
La original decoración, su atmósfera acogedora y grandes puertas coloniales de caoba resultan muy atractivas, y el hecho que solo posea 10 habitaciones lo hace íntimo y se traduce en un servicio personalizado.
Posee además un patio interior donde están un par de las habitaciones (estas no poseen ventanas), y algunas mesas para disfrutar de la oferta del bar y el restaurante, ambos a pocos pasos, a la entrada del hotel de manera que miran hacia la calle, la animada plaza y la iglesia con su pintoresca torre. Es un gran sitio para sentarse a ver la vida pasar mientras se almuerza o cena, o para encontrarse con amigos en el bar.
Las habitaciones son muy agradables, con hermosos pisos de losas de barro, muebles clásicos de madera y lámparas de hierro forjado. Los baños están recién hechos, son elegantes y cómodos. Algunas de las habitaciones son realmente espaciosas, con balcones que dan a la plaza, mientras otras, como ya mencionamos, no poseen vistas ni ventanas.
El hotel no ofrece aparcamiento pero resulta relativamente fácil aparcar el auto en la calle adyacente, cerca del hotel La Avellaneda, y pagar a alguien que lo mire durante la noche.