Es una de las tantas cuevas que esconde el valle de Viñales pero resulta la más visitada por ser mucho más accesible que el resto y por estar mejor acondicionada para su contemplación, aunque apenas un kilómetro de su extensión es el que puede ser visitado. El viaje por el interior de la caverna comienza a pie por un trayecto iluminado artificialmente y que deja ver el amplio y rico repertorio de estalactitas y estalagmitas que se han formado a lo largo de los años .Un poco después se pasa a recorrer las aguas del río San Vicente gracias a una pequeña lancha que navega por el interior de la cueva. El lugar está ubicado apenas a 5 kilómetros y medio del poblado.