Uno de los lugares más pintorescos del centro histórico de la ciudad y con antigüedad que rebasa los 200 años. Conocida popularmente como plaza del Gallo está totalmente pavimentada con viejos adoquines que recuerdan perfectamente tiempos dejados bien atrás por el calendario. En las tardes se puede ver el recinto siendo revoloteado por palomas que pueden ser alimentadas por los transeúntes del lugar.
Llama la atención del visitante unas curiosas y originales estatuas que recuerdan a personajes autóctonos de la idiosincrática de las calles cubanas tanto del pasado como del presente; el vendedor de agua con sus recipientes, el lector de periódicos, las chismosas(mujeres habladoras) y la pareja de enamorados.
La rodean edificaciones de igualmente larga data como un antiguo hospital de mujeres, la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen y el Monasterio de las Ursulinas.