Ubicada en la emblemática Plaza de los Trabajadores la iglesia fue construida en 1748 aunque después sufrió 2 remodelaciones a mediados del XIX y a inicios del XX; en esta última se le agregaron unos preciosos frescos Art Nouveau en el interior de su techo.
Se presenta imponente ante la vista del visitante con su estructura de ladrillo macizo y dejando ver un estilo ecléctico en su diseño. Fue en su momento la iglesia mayor de Cuba antes de que le salieran fuertes competidoras en La Habana y Santiago de Cuba.
En su interior reúne una buena cantidad de piezas pictóricas con motivos religiosos de innegable valor por antigüedad y calidad estética. Igualmente destaca entre sus piezas interiores más valiosas el Santo Sepulcro que aparece muy cerca del altar mayor; una auténtica joya confeccionada enteramente en plata y que es valorada entre las más valiosas de la América española.