Ubicada en el corazón del casco histórico de la ciudad de La Habana constituye la sede de la Arquidiócesis de La Habana .
De estilo barroco- toscano en su construcción exterior destacan a la vista sus dos torres campanarias que se elevan por encima de su estructura y que constituyen símbolos visuales del edificio que inició su construcción en la primera mitad del lejano siglo XVIII. El interior de la iglesia, consagrada a la Purísima Concepción, se observan variadas huellas de la presencia del buen arte en el pasado de la isla gracias a los frescos de dejados en sus paredes y techos por el pintor francés Jean-Baptiste Vermay y el italiano Perovani. No suelen pasar desapercibidos a la vista del visitante el hermoso mosaico que forman en el piso del recinto religioso sus losas de color blanco y negro.
La construcción del edificio la iniciaron los jesuitas para oficiar las labores correspondientes a su orden, pero posterior a la expulsión de la Orden de Jesús de los dominios de España a principios del siglo XVIII, la edificación fue reencauzada para acoger a la Catedral de la ciudad.
La institución se había convertido en “errante“desde que un incendio, en 1772, había destruido sus instalaciones originales, radicadas en los terrenos que después serían ocupados por el Palacio de los Capitanes Generales en la Plaza de Armas.